Distinguir los aguajes maduros a más de diez metros de altura, experimentar el recojo del fruto, y, sobre todo, valorar el trabajo enfocado en la conservación y aprovechamiento sostenible de la naturaleza, fueron algunas de las enseñanzas obtenidas por alumnos de la Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios (Unamad) en la primera zafra (cosecha) de aguaje en la Asociación de Palmicultores San Juan (Palsamad).
Ubicados en el km. 76 de la carretera Interoceánica -cerca de La Pampa,
zona afectada y deforestada por la minería ilegal en Madre de Dios-, los trece
socios de Palsamad trabajan desde hace once años en una concesión de 2 335
hectáreas, produciendo aguaje y ungurahui que son comercializados en Puerto
Maldonado.
Hasta este punto se dirigieron un grupo de diez alumnos de la carrera ingeniería agroindustrial de la Unamad, como parte de la alianza entre el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), y la mencionada casa de estudios, para participar en los procesos de transformación de la pulpa y aceite de aguaje.
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“Para que este proceso tenga una sostenibilidad en el tiempo, debe
contar con un manejo técnico. Los llamados a intervenir en esta cadena
productiva son los estudiantes de Madre de Dios”, explicó Jesús Flores Arizaca,
representante de Sierra y Selva Exportadora, que acompañó el recorrido de los
alumnos y productores de Palsamad en la primera cosecha 2019-2020.
Para Angela Cardozo Zuñiga, estudiante de octavo ciclo de la
Unamad, la visita fue muy interesante, pues fue la primera vez que
vio “cómo se recolecta el aguje. Nos enseñaron cómo trepar, recolectar y romper
cada racimo. Además de reconocer cómo se obtiene la materia prima para su
posterior procesamiento”.
Defensores de la Amazonía
Abraham Pacheco Ramos, actual presidente de Palsamad, fue el encargado
de liderar el recorrido de los alumnos en la concesión. Su experiencia en el
campo le permitió explicarles como distinguir cuando un racimo de aguaje está
listo para ser cosechado.
Este conocimiento fue obtenido gracias al trabajo en el aprovechamiento
sostenible de palmeras, las cuales están prohibidas de talar. Por ese motivo,
en Palsamad, cercanos a las 8 mil hectáreas deforestadas por la minería ilegal,
en la Zona de Amortiguamiento de Tambopata, se mantienen alertas ante la
posibilidad de que ingresen a sus predios mineros ilegales.
“Nosotros hacemos mantenimiento permanente y vigilancia de nuestros linderos. Siempre ponemos nuestros rótulos y esto los ha limitado (a los mineros ilegales). Es una fortaleza la vigilancia”, sostiene Pacheco Ramos.
Valor agregado y mejoras en el mercado
Desde hace tres meses, Sierra y Selva Exportadora viene trabajando con Palsamad, en el marco del Plan de lucha contra la minería ilegal, para fortalecer capacidades en la comercialización de pulpa y aceite de aguje. Se tiene previsto que las 100 toneladas, que se espera producir en la temporada, no solo se comercialicen en Madre de Dios, también lleguen a Tacna, Arequipa, Cusco, incluso a Arica, en Chile.
“Hemos tenido inducción en buenas prácticas de manipulación y manufactura del producto. Nos esmeramos y estamos siendo reconocidos con la presencia del gobierno, través de Sierra y Selva Exportadora”, finaliza un entusiasmado Abraham Pacheco.