sábado. 20.04.2024
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Foto: Pavel Martiarena

Ayer, tras días de lucha contra la enfermedad, fray Domingo Sapaa Gechije, primer dominico indígena, falleció a causa de la Covid-19, dejando una huella ejemplar de su humildad y sencillez.

Hijo de don Antonio Sapaa y Rosa Gechije, del pueblo Ese Eja, fray Domingo, nació el 29 de junio de 1935 en la Misión del Lago Valencia; siendo bautizado ese mismo día por el padre José Álvarez (Apaktone) y teniendo como padrino al padre José Arnaldo Alba.
 
Hasta 1945, permaneció junto a sus padres en Lago Valencia para luego trasladarse a la Misión del Pilar, recientemente fundada, donde permaneció interno varios años. Seguidamente, se internó en la Misión de San Jacinto en Puerto Maldonado.
 
En su juventud, antes de ser religioso, permaneció un tiempo en la misión del Caichue, acompañando a los padres Apaktone y Antonio Martín en sus visitas pastorales al pueblo Harakbut.
 
IMG-20210416-WA0031Foto: Pavel Martiarena 
 
El padre Macario López contó que entre 1957 y 1958, fray Domingo, cumplió el servicio militar y posteriormente, trabajó como acompañante de viaje con distintos comerciantes en la ruta Puerto Maldonado- Riberalta.
 
En 1963, ingresó como novicio en el convento de Santo Domingo de los dominicos en la ciudad de Lima, donde tuvo como maestro al P. Jesús Calderón futuro obispo de Puno, de quien fray Domingo resaltaba su especial afecto a sus novicios y a quien siempre que pasaba por Lima, visitaba; guardando y recordando sus consejos, mismos que frecuentemente comentaba. 
Terminado el año de noviciado, hizo su profesión simple el 25 de junio de 1964.
 
Fray Domingo se destacaba por un diálogo fácil con todos los pueblos originarios. En su vida de religioso, trabajó en distintos conventos y puestos de misión, entre los que destacan la misión de Purús (1968-1969), Kirigueti (1970-1971), Chirumbia (1972-1975), Shintuya (1975-1980), Timpia (1981-1985), Sepahua (1985-1987), Convento de Santa Rosa de Lima (1987-1990) y nuevamente Sepahua (1992-2011)
 
Con edad avanzada y para sentirse más cerca de los suyos, pasó a Puerto Maldonado donde fue un ejemplo de asistencia puntual a los actos comunitarios, especialmente en los rezos de oración común. 
 
“Pienso muchas veces en los frailes que debieron acoger a fray Domingo, con alegría y orgullo al presentar al fraile Ese Eja al Convento de Santo Domingo en Lima”, indicó monseñor David Martínez De Aguirre Guinea, obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado .
 
En sus últimos días en el Hospital Santa Rosa de Puerto Maldonado, con el rosario en el brazo, pedía que recen mucho por las vocaciones de aquellos destinado a las misiones y alzaba los brazos al cielo, con ansias de reunirse con Dios Padre.
 
Monseñor David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, reflexionó respecto a lo que causó esta pandemia, al recordarnos nuestra propia fragilidad y hacernos ver que hay algo más grande, algo que nos trasciende, que es el amor, la vida y por tanto Dios. Por ello, insistió en que debemos tener en cuenta que pase lo que pase, nos va a pasar con Dios.
 
Finalizó pidiendo que nos apoyemos mutuamente para poder vencer la pandemia por coronavirus desde diversos frentes, con acciones como atender a quien lo necesite o usar la mascarilla correctamente y respetar las medidas de bioseguridad.
 

Fallece Fray Domingo, dominico indígena, a causa del COVID-19 en Madre de Dios