Ante un coliseo casi repleto, el papa Francisco se presentó el viernes 19 de enero en Puerto Maldonado, región Madre de Dios, en lo que fue su primer acto público en el Perú. Allí reconoció la existencia de “hondas heridas que llevan consigo la Amazonía y sus pueblos”.
Su discurso estuvo precedido por la bienvenida de monseñor David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, anfitrión de la visita, quien recordó épocas como la del caucho, que hace un siglo acabó con la vida de miles de nativos amazónicos.
El obispo local recordó, además, la llegada de los dominicos a esta parte de la selva sur del país, hecho que se remonta al año 1900; y manifestó el objetivo de la Iglesia amazónica de luchar por que los indígenas “sean reconocidos como actores protagonistas de su propia historia”.
La visita del papa Francisco al Coliseo Madre de Dios empezó con su ingreso a bordo de un vehículo ligero adecuado a las dimensiones del recinto, el cual acogía en su explanada a decenas de religiosos, obispos en su mayoría –en la mitad posterior–, e indígenas preparados para danzar y otros para recrear la vida en la selva.
“Quienes no habitamos estas tierras necesitamos de vuestra sabiduría y conocimiento para poder adentrarnos, sin destruir, el tesoro que encierra esta región”, dijo en la primer parte de su discurso, el cual duró 25 minutos.
Manifestó luego su preocupación por “las hondas heridas que llevan consigo la Amazonía y sus pueblos” por lo que, explicó, ha querido “venir a visitarlos y escucharlos” para como Iglesia unirse a sus desafíos y en la “defensa de la tierra y defensa de las culturas.”
Líder awajún Santiago Manuin colocando presentes de su cultura. Foto: Miguel Arreátegui Rodríguez
La amenaza al territorio
En su discurso, el obispo de Roma alertó que “probablemente los pueblos originarios amazónicos nunca hayan estado tan amenazados en sus territorios como lo están ahora” por actividades con la extracción de petróleo, gas, madera, oro, y los monocultivos agroindustriales.
Esta amenaza también se da por algunas políticas de «conservación» de la naturaleza que no toman en cuenta a los indígenas. Detrás de las mismas estarían, dijo, movimientos que acaparan grandes extensiones de bosques y negocian con estas generando situaciones de opresión hacia ellos.
Líder awajún Santiago Manuin colocando presentes de su cultura. Foto: Miguel Arreátegui Rodríguez
Diálogo directo y grandes proyectos
Ante las citadas amenazas, el Papa planteó “realizar esfuerzos para generar espacios institucionales de respeto, reconocimiento y diálogo con los pueblos nativos” y donde ellos sean los “principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios.”
En ese sentido, se refirió a los graves daños causados por los derrames de hidrocarburos que amenazan su vida y contaminan su medio natural, algo que en el Perú, desde hace algunos años, los propios pueblos indígenas vienen denunciando con insistencia.
Trata y minería ilegal
Enterado de la problemática local, el Papa Francisco habló de la trata de personas que se genera en torno a la minería ilegal. “La violencia contra las adolescentes y contra las mujeres es un clamor que llega al cielo”, dijo.
Luego, citando el libro bíblico del Génesis, hizo un llamado a “que no nos hagamos los distraídos ni miremos a otra parte. Hay mucha complicidad. ¡La pregunta es para todos!”.
Lo que siguió fue una invocación a cuidar la cultura de los pueblos de la Amazonía, a escuchar a los ancianos que nos pueden ayudar a “descubrir lo esencial de la vida”, y a hacer que los pueblos originarios “moldeen culturalmente las iglesias locales amazónicas”, entre otros puntos.
El Sínodo de la Amazonía (asamblea de obispos), convocado por él para el 2019, fue un punto que destacó al afirmar que la tarde de ese día iba a tener un primer “consejo presinodal” en Puerto Maldonado.
El pedido de Santiago Manuin
Uno de los momentos que más llamó la atención en los lapsos de entrega de presentes, de danzas y de pedidos al Papa por parte de representantes nativos, fue la entrega de una corona, dos estolas y una medalla del pueblo awajún por el líder indígena Santiago Manuin, herido en el denominado Baguazo, ocurrido en 2009.
“Le he dicho al Papa que con esos presentes va el corazón pobre y sencillo del indígena awajún”, dijo Manuin consultado al final de la presentación.
Seguidamente, agrego que también aprovechó el momento para “de pasada decirle al Papa que le diga al presidente (Pedro Pablo) Kuczynski (presente en la explanada del coliseo) que no siga aprobando decretos que van en contra de la Amazonía”.
El líder añadió que también le dijo que los pueblos indígenas “queremos vivir libres, sin presión de nadie y que nos consulten qué tipo de desarrollo queremos tener”.