jueves. 18.04.2024
Foto: Paolo Peña / Diario La República
Foto: Paolo Peña / Diario La República

Por: Óscar Miranda / Diario La República

Jhojana Rudas Guedes dice que si hoy día un policía la detuviera en la calle, en alguna de las calles de su ciudad, Iñapari, en la frontera con Brasil, seguramente le diría: “¿Y tú qué haces acá?”.

Y se lo preguntaría porque al pedirle sus documentos, vería que el único documento de identidad con el que ella cuenta es su cédula brasileña. Y asumiría que ella es ciudadana brasileña. Y le diría que por la pandemia la frontera está cerrada y que no debería estar allí.

Le ha pasado antes. Demasiadas veces. En el último año, en sus viajes a Puerto Maldonado, con frecuencia los policías de los puestos de control han revisado sus documentos y le han advertido que los extranjeros tienen cerrado el paso.

Jhojana y su madre, Marcelina Rudas, llevan librando esta batalla por el derecho a la identidad de la joven desde hace años.

Pero el lunes 28 de junio, esa batalla acabó. Fue un histórico triunfo. El Tribunal Constitucional (TC) declaró fundada su demanda para que el Reniec emita el DNI de Jhojana anteponiendo el apellido materno al paterno. No solo eso. El organismo interpretó, además, que el Código Civil no establece un orden de prelación entre los apellidos paterno y materno. Lo que quiere decir que a partir de ahora los progenitores podrán ponerles a sus hijos primero el apellido de la madre y luego el del padre, si así lo desean. Un triunfo por la igualdad, conseguido gracias a la lucha de dos mujeres tenaces.

Extranjera en su país

Hace 21 años, la huancavelicana Marcelina Rudas y el brasileño Nivaldo Guedes se conocieron en la ciudad de Puerto Maldonado y se enamoraron. Al poco tiempo de que ella quedó embarazada, él tuvo que viajar a su país. Sola y desamparada, Marcelina volvió a su tierra, Acostambo, donde dio a luz a Jhojana. Sin padre a la vista, el registrador accedió a inscribir a la pequeña con los dos apellidos de la madre: Rudas Valer.

Cuatro años después, Marcelina se mudó a Iñapari, donde tenía unos familiares, pensando que con suerte en ese paso fronterizo volvería a encontrar al padre de Jhojana. No fue hasta el 2013 que dio con su paradero. El señor Guedes, que tenía familia y una vida al otro lado de la frontera, accedió a firmar a su hija. Los tres viajaron a Acostambo y en el registro civil acordaron colocar el apellido paterno después del materno, algo inconcebible en Perú, pero muy frecuente en Brasil.

No imaginaron las dificultades que esa decisión provocaría en la vida de su hija.

Foto: Paolo Peña / Diario La RepúblicaFoto: Paolo Peña / Diario La República

La señora Rudas dice que desde el año 2014 ella intentó sacar en Reniec el DNI de Jhojana, pero que le dijeron que debían corregir la partida de nacimiento porque el orden de los apellidos estaba mal. “Primero va el del papá”, le dijeron. ¿Cómo hacerle entender a la funcionaria que toda su vida su hija había sido “Jhojana Rudas”, que así figuraba en todos sus documentos del colegio, que así la conocían todos, que a los 14 años no podía cambiarle el nombre? La señora Rudas se cansó de hacer gestiones el 2015, 2016 y 2017, pero los de Reniec no cedieron.

Con ayuda de un tío abogado, madre e hija enviaron cartas y solicitudes de apoyo a todas las instituciones públicas que creían que podían ayudarlas, incluyendo al presidente de la República y a decenas de congresistas. Pocos las escucharon. Solo una, Indira Huilca, se preocupó por su situación y las recomendó con las autoridades de la Dirección de Defensa Pública del Ministerio de Justicia.

Por entonces, mediados de 2018, César Cárdenas era director de esa oficina. Él dice que después de estudiar el caso, se dieron cuenta de que difícilmente lograrían justicia en los tribunales ordinarios y que había que apuntar más alto.

Con sentencias desfavorables en primera y segunda instancia, en enero de 2019, los abogados de la Defensa Pública elevaron el caso al TC. El organismo constitucional se tomó dos años en resolverlo. Mientras tanto, Jhojana vivía en Iñapari y estudiaba en Assis, al otro lado de la frontera, movilizándose con la cédula brasileña que le había sacado su padre. Entrando y saliendo de su país como si fuera una extranjera.

El lunes 28, Jhojana estaba en su patio, dando de comer a sus animales, cuando escuchó el grito de su madre. Corrió pensando que le había pasado algo malo. Marcelina Rudas había estado preparando dulce de plátano en la cocina cuando su abogado la llamó para pedirle que mirara su WhatsApp. Allí estaba la noticia: “Tribunal Constitucional declara que es inconstitucional obligatoriedad de llevar primero el apellido paterno”. El TC les había dado la razón. Las mujeres se abrazaron. Lloraron. Estaban felices.

Foto: Paolo Peña / Diario La RepúblicaFoto: Paolo Peña / Diario La República

–El TC le ha dado una mirada de igualdad y no discriminación al artículo 20 del Código Civil y ha encontrado que no hay razones para mantener ese orden de manera obligatoria– dice el abogado César Cárdenas.

–Con esto el tribunal marca una línea progresista, marca una línea de reconocimiento del derecho sobre el ser humano, sobre la persona, sin importar su sexo ni su género– dice la excongresista Marisa Glave.

Glave fue autora de uno de los cuatro proyectos de ley que se presentaron en el Congreso anterior para permitir la libre elección del orden de los apellidos. Aquella vez, la Comisión de la Mujer produjo un dictamen favorable a estas propuestas, que fue rechazado por sectores conservadores –con el fujimorismo a la cabeza– en la Comisión de Justicia. El pedido de reconsideración de esa votación quedó pendiente de resolver ya que se cerró el Parlamento.

La exlegisladora dice que en Perú hay un gran número de hogares en los que la mujer cumple el rol preponderante en la crianza de los hijos y que, por tanto, tiene derecho a que ellos lleven su apellido primero. También lo tienen las madres solteras, obligadas desde siempre a inscribir a sus hijos con el apellido de un padre que nunca estará presente en sus vidas.

César Cárdenas dice que la sentencia del TC también favorecerá a las decenas de ciudadanos de la frontera que viven en la misma situación que Jhojana: hijos de padres brasileños y peruanos, sin DNI, con solo cédulas brasileñas en las que el apellido materno va primero.

Jhojana todavía camina por las calles de Iñapari como extranjera, pero espera que eso acabe pronto: en los próximos días el Reniec debería expedirle su DNI. Ella dice que lo primero que hará será cumplir un viejo sueño que creía descartado: estudiar en una universidad peruana. Le gustaría seguir Medicina en Lima. Quién sabe. Ahora todo parece posible.

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Artículo publicado originalmente en el Diario La República. Se puede leer aquí.

Una batalla histórica por la identidad