Al interior del Parque Nacional del Manu, en la Estación Biológica Cocha Cashu, administrada por San Diego Zoo Global Peru, Radio Madre de Dios fue testigo de un importante encuentro entre los fundadores de este lugar, así como de algunos especialistas, a fin de plantearse cómo mejorar las condiciones de vida de la población y mantener la conservación de las especies naturales.
Uno de los presentes fue el economista Manuel Glave, quien no es ajeno a la realidad amazónica, ya que ha realizado algunos estudios académicos ligados a la economía y las políticas públicas. “El parque es único en el Perú y en el mundo porque, además de ser megadiverso, tiene población originaria, de contacto inicial o aislados, o hay algunas comunidades que ya están aceptadas y en permanente vínculo con el Estado”, indicó, en principio.
“El desafío es cómo se termina beneficiando a las comunidades. El Estado no ha encontrado políticas adecuadas para ello. Hay una tensión o contradicción entre los objetivos de conservación del parque y los objetivos de desarrollo de las condiciones de vida. Me parece que es un desafío que el mundo de la conservación mundial, pero aquí es dramático, porque los costos de acceso hacen que estas comunidades, desde sus propios modos de vida, tengan problemas de seguridad alimentaria, salud, etc.”, lamentó.
“Cualquier Estado o administración pública, desde un enfoque de derechos ciudadanos, está en la obligación de brindar servicios públicos a sus ciudadanos. Pero aquí es muy común escuchar que el Ministerio de Economía diga que algo no es viable porque no hay suficiente población, y eso es inadmisible”, señaló Glave.
El economista recordó también que al Estado poco o nada le ha importado en los últimos años respetar el espacio megadiverso del Manu y que, por el contrario, ha forzado proyectos económicos a fin de obtener rentabilidad para las arcas públicas o, para colmo de males, de los propios bolsillos de los políticos y algunas empresas constructoras.
Aludiendo a la carretera Interoceánica, Glave señaló que su estudio de factibilidad era inviable, pues “se proyectaron una cantidad de producción agropecuaria de Madre de Dios que nunca lo íbamos a alcanzar, no se garantizaron las reglas de ocupación del territorio con la minería”. “El proyecto fue forzado por las relaciones políticas y las empresas constructoras, y el resultado es que no hay un dinamismo económico y, más bien, se ha expandido la minería ilegal de oro”, lamentó.