En el grifo Qoyllority, en Puerto Maldonado, una eterna fila de padres de familia, comerciantes y taxistas esperaron, ansiosos, hasta altas horas de la noche de ayer abastecerse mínimamente de gasolina de 84 octanos, pese a su escasez.
El encargado del local, para amargar más la impaciencia, confirmó que el combustible se había agotado. “Se acabó toda la gasolina, ya no queda nada”, dijo.
Frente a desencajados rostros que soportan largas colas todos los días, el comerciante precisó que “la venta fue de los 800 galones del saldo que quedaba”, repartiéndose el total de ellos hasta las 5 de la tarde. “Ese era un saldito que las autoridades exigían que se venda”, acotó.
“Ya no hay más, ahora de lo que hay que preocuparse es de la venta de combustible desde Arequipa, porque ya está en camino, pero depende de las autoridades despejar la vía”, comentó.
El galón de combustible de 84 octanos se vendió a 25 soles, según un letrero del grifo Qoyllority, a vista de todo el público. El saldo de combustible, tal y como lo llamaba el encargado, provino de un vehículo que transportaba la gasolina desde Petroperú hasta Laberinto, destino imposible de alcanzar por los bloqueos del tránsito.