La mayoría de las adolescentes de Cusco son principales víctimas de la trata en los campamentos mineros de Madre de Dios, informó la historiadora Carmen McEvoy, durante su última columna en el diario El Comercio. Añadió que ellas provienen de Quispicanchi, la provincia más pobre de dicha región.
La especialista también le pidió al presidente electo Pedro Pablo Kuczynski que para cumplir su promesa de “trabajar por un país donde tengamos la libertad de ser felices”, se debería empezar por los campamentos mineros de Madre de Dios.
“Ahí, desde hace mucho tiempo, no existe país, ni libertad y mucho menos felicidad. Todas esas mujeres esclavas, atrapadas en las fauces de un capitalismo salvaje que les robó el cuerpo y alma, merecen un presente y un futuro mejor. Y es nuestro deber como peruanos exigir que el Estado llegue con sus instituciones a ese infierno donde el oro reina y la vida no tiene ningún valor”, enfatizó.
Crimen sin castigo
McEvoy recordó el caso de Aymee Pillaca Leguía, una madre de familia de 21 años que fue asesinada por haber ayudado a una menor de edad a escapar del bar La Rica Miel, ubicado en La Pampa, donde la adolescente era víctima de la explotación sexual.
“'Si quieres encontrar el cuerpo de tu hija, espera que alguien lo tire a la carretera', le dijeron unos matones a los padres de Aymee Pillaca Leguía”, contó la historiadora, quien añadió que el pecado de Aymee fue solidarizarse con una menor que fue violada por varios sujetos a modo de “sanción” por haber intentado fugarse.
Aymee, quien también era madre de una niña de 4 años, le compró el pasaje a la adolescente, le entregó dinero y la embarcó en un bus hacia Cusco, lugar de donde provenía la víctima. “El grave error de esta mujer fue regresar a La Pampa, donde fue asesinada por orden de los captores de la menor que liberó”, añadió.
“Hasta la fecha, su crimen, el de Alexander Chávez y de dos ciudadanos más han quedado impunes. Los cadáveres, arrojados por los sicarios de los tratantes en la Interoceánica, no han sido recuperados por sus familiares”, lamentó la historiadora.