Maestros y maestras de Madre de Dios, hoy quiero dirigirme a todos ustedes en el “Día del Maestro”. A aquellos que se encuentran en los lugares más alejados de nuestro departamento, donde sabemos lo difícil que es trabajar, quiero rendirles un homenaje y reconocimiento por el heroico personaje, portador de la difícil y noble misión de educar. Se dice que hay tres actividades imposibles: gobernar, psicoanalizar y educar, lo decía el propio FREUD, y en ese entender, él no conocía nuestra realidad como muchas de nuestras autoridades. Los maestros y maestras sabemos la complejidad que requiere esta tarea y la dificultad intrínseca para alcanzar los objetivos propuestos.
Me dirijo también a los maestros y maestras de Tayakome, Yomibato, Van Verme, Boca Tocabe, Monte Salvado, Bélgica, Santa María, Nuevo Pacarán, Puerto Pardo y otras comunidades alejadas. La realidad de Madre de Dios para nuestra profesión docente parece haber sido destinada a tener todas las desventajas imaginables: insuficiente formación, malas condiciones de trabajo, escasos estímulos y remuneraciones, crítica permanente, etc.
Mi experiencia con más 38 años de servicio me da pie a atestiguar del maltrato que nos da el Estado. Hoy como maestro cesante lo vivo en carne propia. Qué injusta es la vida con los maestros que dieron lo mejor de sí, sin una justa jubilación, sin el pago de la compensación de tiempo de servicio que pese hacer un monto irrisorio, no se cumple; leyes draconianas que solo hacen que cada día el maestro sea maltratado. Los maestros y maestras a diario nos hacemos cargo de un alumnado pobremente estimulado, mayoritariamente desnutrido, desmotivado, muchas veces procedente de hogares disociados, que buscan el sustento diario lejos de las escuelas o incapaces de apoyarlo en su predisposición favorable al estudio, con el cual debe desarrollar programas desactualizados y que no responden a su realidad. Hoy en estos días difíciles que nos ha tocado vivir, la sociedad no comprende el rol que hoy cumplimos. Somos en casa el técnico en tecnologías, padre de familia, profesor, y responsables de una educación remota que día a día fracasa.
Dice el educador León Tratenberg que la masificación del servicio educativo sin el adecuado respaldo técnico y económico, así como la crisis económica del país, han determinado que los 300,000 maestros peruanos se hayan visto relegados en varias dimensiones de su identidad profesional. Por un lado, es un profesional que gana muy poco. Por otro lado, desarrolla una profesión que no facilita el ascenso social, cultural y económico de quien la ejerce. Además, tiene que lidiar con una serie de problemas que causan el fracaso escolar de los alumnos, - como los descritos antes -la mayoría de los cuales no dependen de él para su solución. No sorprende entonces que los maestros decepcionados estén abandonando parcial o totalmente el ejercicio de esta profesión, para dedicarse a otras actividades que les permitan obtener mayores ingresos y satisfacciones.
Muchos profesionales en la educación se han retirado. Sus lugares han sido ocupados por nuevos ingresantes a la actividad docente. La educación en el Perú es solo para los fuertes, para quienes tienen sólidas convicciones, ideales e inspiraciones; para quienes son capaces de luchar por sus derechos fuera del aula, sin convertir a los alumnos en los depositarios de su agresión, malestar y sinsabores; para maestros que se forjaron en la fragua de la lucha, aquellos que se iniciaron en las fronteras, en las zonas más alejadas, donde a diario son los médicos, los sacerdotes, los consejeros y líderes de las comunidades. Y de eso debemos sentirnos orgullosos.
Maestros y maestras de Madre de Dios, en esta fecha tan importante quiero invocarles no desmayar. Continúen en la educación si se sienten capaces de ser innovadores, creadores, de hacer cosas diferentes y romper con el pasado, y de tener la verdadera vocación de servicio, en muchos casos navegando contra la corriente, muchas veces solitarios, recibiendo señales de desaliento desde diversos flancos. Trabajemos por los hijos del pueblo porque creemos en los mejores destinos de nuestra Madre de Dios, si creemos que algún día nuestra visión de futuro será la educación como pilar fundamental de nuestra democracia.
Somos conscientes que es posible poner en la agenda de los políticos y candidatos la apuesta por la educación. Se necesita mucho coraje al haber elegido esta noble profesión de ser educador e ir contra lo establecido, porque sin eso nada cambiará. Si la corriente educacional peruana es obsoleta, el educador debe ir contra la corriente para lo cual requiere tener mucha convicción y mucho respeto por la vida democrática y los cambios pacíficos basados en el poder de la palabra y el ejemplo. Aquellos que quieran limitarse a cumplir una profesión de manera rutinaria, siguiendo solamente las pautas que le han dado en las aulas de su formación, están perdiendo el tiempo. Quiero finalizar agradeciendo a mis maestros, a los maestros que ya nos dejaron sin haber recibo del Estado el reconocimiento al deber cumplido en los días y noches a favor de la educación, a los misioneros dominicos y misioneras dominicas que llegaron a nuestras selvas y pusieron los cimientos de la educación en Madre de Dios. A todos ellos gracias. Siempre estarán en nuestros corazones. Y a mis hermanos maestros y maestras invocarles a seguir adelante, a trabajar, la tierra que nos acoge espera mucho de nosotros. Gracias… Feliz Día del Maestro, un abrazo.