martes. 30.04.2024
Alberto Inuma foto: Diego Pérez / SPDA
Alberto Inuma foto: Diego Pérez / SPDA

Desde hace algunos días, la señora Rosalía Dancuart, integrante de la comunidad nativa Boca Pariamanu (del pueblo indígena amahuaca) viene quejándose de un dolor en las rodillas que no le permite realizar sus actividades con normalidad. Le ha pedido a Alberto Inuma Fernández (62), experto en medicina natural de la comunidad, que le ayude a aliviar el dolor.

Alberto le hace unas preguntas para completar su diagnóstico y empezar un tratamiento. Con paso sereno, camina por el sendero del bosque, el mismo que su abuelo y tío recorrieron cientos de veces como encargados de cuidar a los enfermos de Boca Pariamanu antes que él asumiera ese rol.

Acompañado de Walter Pacaya Inuma, quien además es esposo de la señora Rosalía, se dirigen hacia distintos puntos del bosque donde encontrarán las hojas y cortezas necesarias para elaborar el ungüento que Alberto tiene planeado preparar.

Entre los árboles de castaña (Bertholletia excelsa) y shiringa (Hevea brasiliensis), dos de las tantas especies arbóreas que habitan en la Amazonía de Madre de Dios, Alberto y Walter, apoyados con un machete y latas de leche vacías, empiezan su labor de recolección.

Desde hace algunos días, la señora Rosalía Dancuart, integrante de la comunidad nativa Boca Pariamanu (del pueblo indígena amahuaca) viene quejándose de un dolor en las rodillas que no le permite realizar sus actividades con normalidad. Le ha pedido a Alberto Inuma Fernández (62), experto en medicina natural de la comunidad, que le ayude a aliviar el dolor.

Alberto le hace unas preguntas para completar su diagnóstico y empezar un tratamiento. Con paso sereno, camina por el sendero del bosque, el mismo que su abuelo y tío recorrieron cientos de veces como encargados de cuidar a los enfermos de Boca Pariamanu antes que él asumiera ese rol.

Acompañado de Walter Pacaya Inuma, quien además es esposo de la señora Rosalía, se dirigen hacia distintos puntos del bosque donde encontrarán las hojas y cortezas necesarias para elaborar el ungüento que Alberto tiene planeado preparar.

Entre los árboles de castaña (Bertholletia excelsa) y shiringa (Hevea brasiliensis), dos de las tantas especies arbóreas que habitan en la Amazonía de Madre de Dios, Alberto y Walter, apoyados con un machete y latas de leche vacías, empiezan su labor de recolección.

Ametra, desarrollado a finales de la década de los ochenta e inicio de los noventa, permitió el intercambio de saberes medicinales y la revalorización de especies de flora y fauna, entre diferentes pueblos indígenas de Madre de Dios. Con otros sabios, a los que se refiere como “maestros curanderos”, Alberto fue ampliando sus conocimientos. Ahí observó cómo las comunidades nativas ese eja (pueblo indígena originario de Madre de Dios) curaban a sus enfermos. Uno de sus maestros fue José Mishaja, sabio de la comunidad nativa Infierno.

Con el ungüento listo y colocado en un pote pequeño, Inuma Fernández ingresa a la vivienda de la familia Pacaya Dancuart. Doña Rosalía se sienta en una hamaca y empieza el tratamiento en ambas piernas. Alberto pregunta a la señora si se siente mejor y ella asiente. El líder indígena deja el pote de aluminio y recomienda a la pareja de esposos que continúen echando el ungüento durante los siguientes tres días.

Enfermero indígena

Todo lo aprendido con su abuelo y tío, además de los sabios indígenas del Ametra, fue un estímulo para Alberto. Sus ganas por seguir aprendiendo sobre cómo curar a los demás lo llevaron a estudiar Enfermería en el Instituto de Educación Superior Tecnológico Jorge Basadre Grohmann, de Puerto Maldonado.

Al terminar sus estudios, trabajó como enfermero en centros de salud de Puerto Maldonado. Posteriormente, obtuvo una plaza en el centro de salud de Iñapari (en la frontera con Brasil y Bolivia). Ahí los médicos que compartían guardia con él se sorprendían de los tratamientos efectivos que solía recomendar. “Querían que les enseñara cómo hacía, pero yo no les explicaba”, confiesa con picardía.

Cuando su mamá se puso delicada de salud, Alberto tuvo que retornar a Boca Pariamanu. Renunció a su trabajo y se dedicó al cuidado de su madre. Con el paso de los años, su abuelo y tío le dejaron la responsabilidad de velar por la salud de los demás miembros de la comunidad.

Desde entonces, no ha dejado de acudir a la naturaleza para curar a los suyos. El paso de los años tampoco disminuyó sus ganas de aprender. Cada vez que puede, participa en cursos y talleres sobre medicina natural.

Referentes de los conocimientos tradicionales

De acuerdo con Eddy Peña, especialista en conservación y pueblos indígenas de la SPDA, Boca Pariamanu “posee una profunda conexión con la biodiversidad de su territorio”. Esto en gran parte gracias a que “los miembros de mayor edad de esta comunidad han mantenido una tradición arraigada en el conocimiento y uso de las plantas silvestres, especialmente en la medicina tradicional que se apoya en el uso de plantas silvestres para curar sus enfermedades”.

El especialista explica que, según reportes de Gertrude Dole, tradicionalmente cuando los amahuaca salían a cazar “llevaban en su cinto plantas que les servían para curar sus heridas y picaduras de insectos. Utilizaban el tokindi (Piper sp) para proteger su dentadura de la caries, el sio (Solanum sp) como anticonceptivo. Asimismo, eran expertos confeccionando sus arcos para cazar con la chonta (Bractis sp) y sus flechas con la paká (Guadua sp)”.

Para Peña Cruz, la figura de Alberto es fundamental en la promoción de los conocimientos tradicionales del pueblo amahuaca. “Es promotor de la medicina tradicional de la comunidad y sus servicios trascienden el ámbito comunal”.

Por el desarrollo de la comunidad

Boca Pariamanu, además del turismo vivencial, se dedica principalmente a la agricultura. La falta de oportunidades generó que Alberto, Walter y otros líderes buscaran ayuda ante diferentes organizaciones. Una de las primeras que les atendió fue Cáritas Madre de Dios, que mediante diversos proyectos fortaleció las capacidades agrícolas, de liderazgo, alimentación saludable, etc. de la comunidad. Uno de los componentes de los proyectos fue la creación del biohuerto medicinal que hoy la comunidad agradece.

Por otro lado, como parte de las acciones para enfrentar las amenazas a su territorio, la SPDA implementó la estrategia Uniendo Fuerzas, cuyo propósito era generar las condiciones para que los pueblos indígenas obtuvieran seguridad jurídica sobre sus tierras para garantizar la conservación y transmisión de sus saberes ancestrales. Una de las comunidades beneficiadas con este proyecto fue Boca Pariamanu.

Asimismo, acaban de concluir el registro de conocimientos colectivos ante el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y Protección al Consumidor (Indecopi), un trabajo impulsado por la SPDA. En cada una de las coordinaciones, el liderazgo de Inuma Fernández fue fundamental.

Fuente: Actualidad Ambiental.

Alberto Inuma, el líder indígena amahuaca que preserva el uso de plantas medicinales