Escribe: Annie Gabriela Peña.
Desde el pasado 15 de marzo, cuando el gobierno decretó el estado de emergencia sanitaria por el inicio de la pandemia en el país, el profesor Jorge 'Koco' Pita no ha salido de su domicilio, ubicado en la ciudad de Puerto Maldonado, salvo aquel día en el que falleció su padre, Don Antonio Pita Villar, y tuvo que recorrer las dos cuadras que separaban sus viviendas para darle el último adiós en el momento en el que aparecía el carro fúnebre camino al cementerio.
Al igual que millones de peruanos, ha tenido que adaptar su rutina diaria. Ha cambiado la cabina donde conduce el programa ‘Diálogos’ de Radio Madre de Dios por su habitación, un escritorio y una computadora; las asesorías presenciales que daba a algunos docentes, por reuniones vía Zoom; y las interminables tertulias con sus conocidos, por llamadas.
Desde que inició el confinamiento, tiene tiempo para leer muchos más libros que antes, repasar algunos otros, y ver películas de géneros variados, en especial las policiales, sus favoritas. La parte que más le reconforta y alegra, comenta, es el tiempo que les dedica ahora a su nieto de 8 años y a su nieta de 6 meses, a quien ha tenido la oportunidad de ver desde que nació “La he visto prácticamente nacer, crecer, y estoy viendo cómo va evolucionando”.
Sin embargo, también ha tenido que dejar atrás algunas de sus pasiones: el programa ‘Recordando Juventud’, que salía todos domingos por Radio Madre de Dios; los partidos de fútbol en el estadio a los que asistía junto a su hijo, otro fanático del fútbol regional; el programa ‘Impacto Deportivo’, que se emitía todas las noches por la misma casa emisora; así como las conversaciones con sus amigos y colegas, de las que nunca se cansaba, al punto que hacían que se olvidara que tenía que regresar a casa para almorzar “Yo soy un eterno conversador, me gusta tertuliar”, admite.
La radio de su vida
Han pasado más de cuarenta años desde que el profesor Koco Pita forma parte del equipo de Radio Madre de Dios. Todos los días se despierta, como de costumbre, a las 5:30 de la mañana. “Eso ya no lo puedo dejar de lado por la costumbre”, comenta. Tampoco puede faltar la taza de café pasado que consume en las mañanas. La rutina continúa con los noticieros matutinos para ponerse al día con la coyuntura nacional e internacional. Poco después, se conecta a internet, entra al Whatsapp y repasa nuevamente los portales de noticias, mientras se prepara para el programa que conduce junto a César González en la casa emisora más antigua de la región amazónica.
A los 17 años llegó a Radio Madre de Dios para apoyar con la consola, que en ese entonces funcionaba con discos. Gracias a la confianza que le depositaron los padres Dominicos que estaban a cargo de la emisora, empezó a abrirse camino y hacer radio. Recuerda en especial que con la tecnología de esas épocas, realizar las transmisiones de los partidos de fútbol era todo un reto. Pero aprendió mucho, y le agradece infinitamente a los hermanos por todo lo que le enseñaron. “La radio es mi pasión. Le debo mucho”, relata.
Digitalización
El profesor Koco tiene la suerte de estar familiarizado con las computadoras desde los años 90, cuando trabajaba para la Red Escolar de la Selva del Sur Oriente Peruano (RESSOP), que agrupa todas las instituciones educativas administradas por el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado. A inicios de esta década, la RESSOP trajo las primeras computadoras a la región amazónica. En ese entonces, recuerda que cuando el ministerio enviaba información por correo electrónico, se tenía que dejar prendida la computadora a las 9 de la noche, cuando todos se iban "A la mañana siguiente, la computadora todavía no terminaba de descargar los correos".
Además, varios años antes de que empezara la pandemia, el profesor Koco también utilizaba el Skype para comunicarse. Por eso, a diferencia de muchas personas de su edad, la virtualización no fue un cambio abrupto. Dominar el Zoom, una de las plataformas de videoconferencia más usadas en la actualidad, fue pan comido para él.
Cosechando amistades
En medio de una cuarentena que parece haber terminado hace varios meses atrás en Madre de Dios, posiblemente el profesor Koco sea de las pocas personas que realmente han cumplido con el tan famoso lema del Gobierno: ‘Quédate en casa’. A estas alturas, su aislamiento se podría considerar voluntario, al mismo tiempo que forzoso, pues es por el bien de su salud y la de su familia. A pesar de las circunstancias, algunas veces difíciles, el profesor Koco agradece a sus amigos, familiares y a todas aquellas personas que le llaman para preguntarle cómo se encuentra. “Esa es la suerte mía de haber sembrado amistad. Hoy estoy cosechando en esta cuarentena”. En especial, agradece a la comunidad educativa y a sus colegas del colegio Fitzcarrald, por las muestras de solidaridad que le han brindado.