La voz y la pluma: Semblanza a un amigo
Con dolor profundo la mañana del jueves 16 de junio, al terminar el programa periodístico Diálogo, que comparto ya más de cuatro años con un gran profesional como lo es el misionero Domínico César González, sonaba el teléfono y mi corazón se aceleraba por la manera que seguían insistiendo. Presentía una mala noticia, y fue mi hijo quien, al finalizar el programa, entró en mi búsqueda. Koquin, con los ojos llorosos, había contestado la llamada que daba cuenta que Manuel Isaías Ruiz Lozano había fallecido. No lo podía creer, comencé a llorar de rabia y dolor, había perdido no solo a un amigo sino a un gran hombre, a un compañero.
Con la anuencia de Radio Madre de Dios, le pedí al director que me permitiera en esta columna escribir una semblanza, un homenaje a Manuel Isaías Ruiz Lozano, a quién conocí hace muchos años. Compartimos momentos alegres y tristes, pero los que más sobresalen son los éxitos que permitieron que, por su inteligencia y compromiso con su Madre de Dios, ocupara cargos de mucha responsabilidad dentro de la administración pública.
Siempre humilde, atento, sobresaliendo con su calidad humana y honradez. Con mucho conocimiento, Manuel me decía que era momentos de cambios para nuestra tierra porque los odios, las rencillas y enfrentamientos no nos conducirían hacia un camino en busca del ansiado desarrollo de Madre de Dios.
Es por eso que sus compañeros de trabajo le hicieron una vigilia de homenaje y resaltaron cualidades en el poco tiempo que estuvo al frente de la Gerencia de Desarrollo Social. Los que trabajamos con él damos testimonio de tu calidad de ciudadano, siempre hablando y recordando su niñez en tu Iñapari querido.
Escribir me cuesta mucho, lo dije en la radio: detrás de los discursos había solo carencias, abandono, suciedad, ineficiencia y corrupción. Comprobamos que nadie quiere asumir responsabilidad alguna, pues esta se va diluyendo debido a la burocracia. Tampoco nos sorprende ver a la corrupción saltando en plena pandemia. Hace poco leí un artículo que decía: “No solo es cuestión de hacer hospitales, sino de tener un sistema de salud que opere con eficiencia”. Sin embargo, al parecer esto resulta imposible.
Por esta razón, hago una denuncia pública sobre las muertes que venimos dando cuenta. No es culpa del virus sino de la inoperancia del sistema público de salud. Esto lo comprobó el propio jefe de la oficina Defensorial de Madre de Dios. En entrevista con Radio Madre de Dios manifestó que aún no se ha firmado el convenio de prestación de servicios entre el hospital Santa Rosa y EsSalud.
El director encargado del hospital también dijo públicamente que por un sistema patrimonial no se entregaban dos ventiladores a EsSalud. La gente se muere por culpa de la burocracia enquistada en la administración pública, que enluta a familias en medio de un dolor tan profundo como lo es perder a seres queridos.
Manuel queda en la memoria de miles de trabajadores, de padres de familia. Su paso por PRONAA, Educación, Municipio Provincial de Tahuamanu, Municipio Provincial de Tambopata. Sus viajes a Lima por un mayor presupuesto para atender el sector educación. Se desvivía para cumplir con las tareas que se le encomendaba. Siempre alegre, servicial, aguerrido para el deporte y bonachón en las actividades sociales. Lo recordaremos siempre en las movimientos para conservar nuestra identidad amazónica. Su paso como dirigente deportivo también nos recuerda cómo defendía al Deportivo Maldonado, club que abrazaba con impetú.
Recordar también su profesionalismo, los cientos de alumnos que formó y que lo recuerdan de su querida Escuela Parroquial Santa Cruz, donde lo veían llegar temprano para ayudar a los Misioneros Seglares al frente de dicha institución
Manuel, tu madre, hermanos, esposa, y tus hijos se sentirán orgullosos, asumiste una tarea difícil y tú cumpliste en primera línea como un soldado en esta guerra contra este mal invisible, no te amilanaste, no retrocediste, ni te acobardaste.
Tu partiste de este mundo hacía la casa del padre y nos dejaste tristes por el vacío de tu ausencia. Deseo expresar parte de mis sentimientos que invaden el interior de mi ser. Te has ido en forma silenciosa, sin ostentación, sin hacer ruido. Me alegro de haberte conocido y haber sido tu amigo. Estuviste a mi lado en los momentos más importantes de mi vida y me enseñaste que para ser feliz hay que dar amor a los demás. Nuestro paso por este mundo es breve, algún día nuestras almas se volverán a encontrar, descansa en paz amigo.