Vicario apostólico de Puerto Maldonado denuncia expansión impune de minería ilegal
“El contexto es la generalización de lo que está ocurriendo en Madre de Dios y toda la Amazonía, y el grito que nos llega a los obispos desde las comunidades indígenas y sectores importantes de la población, pidiéndonos hacer una sola voz y un grito con ellos frente a esta problemática”, refirió Monseñor David Martínez de Aguirre, luego de un fuerte pronunciamiento hecho por los obispos de la Amazonía respecto al avance de la minería ilegal.
“En otras zonas de nuestra Amazonía se está implantando la minería ilegal, como en Jaén, en las cabeceras del Marañón y de otros ríos. Cada vez es más extensiva”, agregó.
La preocupación por el crecimiento de esta economía ilegal, de acuerdo con el obispo, “afecta seriamente a los fundamentos de la sociedad y del Estado, con lugares donde el Estado prácticamente no tiene presencia, sintiéndose también que quienes están tomando el poder y control sobre ciertos Estados es el crimen organizado”.
“Es un llamado de atención a las autoridades, denunciamos una inacción. Consideramos que el Perú no puede perder el sueño de ser una nación”, recalcó.
“No nos cabe duda de que estamos pasando por una crisis institucional y de nuestra democracia. Estamos en una situación difícil, por la que ahora sí hay que ponerse la camiseta del Perú”, insistió la autoridad eclesiástica.
Respecto a precedentes que reflejen el poco entendimiento de este problema a nivel social, el vicario apostólico de Puerto Maldonado subrayó que “no es el primer comunicado de los obispos sobre las advertencias del medio ambiente”. “Otra cosa es que no logremos que esos comunicados calen y provoquen un cambio de actitudes. Yo tengo mucha pena y me llama la atención con lo ocurrió en la Operación Mercurio en Madre de Dios. Sería dramático del informe de esa operación, de la cantidad de millones que pudo invertir el Estado en intentar imponer orden en una situación que al final quedó en nada”, afirmó.
Intentando interpretar la realidad que subyace en el problema de la minería ilegal, el obispo dio por hecho que “es muy fácil demonizar la minería ilegal”, cuando lo complejo es que esta actividad “responde al clamor de masas, de poblaciones que no encuentran una alternativa de vida”. “La función del Estado es ofrecer a los ciudadanos una forma de vivir en sociedad. La llamada fuerte es que asumamos el rol que tiene el Estado”, declaró.