Héroes Bicentenarios: Banco de la Nación reconoce a colaboradores por su entrega durante la pandemia
Se trata de cuatro trabajadores que han destacado por su trabajo en uno de los episodios que ha exigido más esfuerzo a la institución y a su personal. Son cuatro testimonios de amor por el Perú.
En el Bicentenario de la independencia del Perú, el Banco de la Nación se enorgullece en resaltar la vocación de servicio y el compromiso de sus trabajadores quienes, en medio de la crisis sanitaria por el coronavirus, se mantuvieron en primera línea brindando atención y servicios financieros en todos los rincones del país.
En esta primera entrega de la campaña Héroes Bicentenarios, compartimos historias de dos colaboradores cuyas acciones dan cuenta de su entrega y compromiso con nuestros clientes y con el país. Estos testimonios dan cuenta de la generosidad, del amor y de la valentía para enfrentarse cuerpo a cuerpo contra la covid-19.
Rolando Castro Vera (39 años)
Administrador de la agencia Periférica Arequipa
Cuando ingresó a trabajar para el Banco de la Nación en 2004, Rolando nunca imaginó que lideraría en el distrito de Cayma, Arequipa, la entrega de millones bonos y el pago de programas sociales a las familias más afectadas por una pandemia. Tampoco imaginó que, cumpliendo esta labor, caería enfermo y permanecería 15 días hospitalizado con pronóstico reservado.
“Colapsamos, la cantidad de clientes nos superaba”, recuerda ahora Rolando, ya completamente recuperado, acerca de la gran afluencia de público que se presentaba en la agencia Periférica Arequipa y no solo de día. “Cuando nos retirábamos de la agencia, nos encontrábamos con gente que ya estaba instalándose con banquitas o llevaban colchones”, describe.
Ante esta situación, él y su equipo, que cual tropa se preparó para la guerra contra un enemigo invisible, realizaron colectas para repartir cada mañana chocolatadas y galletas a las personas que amanecían en la puerta del banco a fin de ser los primeros en cobrar los bonos de emergencia.
En medio de la gestión de colas, de la repartición de desayunos y de ofrendar su máximo apoyo a los ciudadanos, Rolando se contagió de la COVID-19. Cuenta que, una semana después de haber contraído el virus y ya en estado crítico, recién pudo acceder a una cama en una clínica. Afortunadamente, logró superar la enfermedad, pero no pudo volver a su posición sino hasta después de seis meses de recuperación. A su regreso, sus compañeros, e incluso muchos clientes habituales del banco, lo recibieron con agradecimiento y emoción.
“Fue como un empezar de nuevo”. “No solo en el trabajo, sino que era un empezar de nuevo en la vida”, puntualiza. Confiesa que la pandemia le enseñó muchas lecciones entre ellas comprender la importancia del trabajador del Banco de la Nación en crisis como esta. “Somos trabajadores de primera línea”.
Miguel de Tomás Yui (43 años)
Jefe de Operaciones de la agencia Villa el Salvador
Mientras la agencia Villa El Salvador, oficina a la que pertenecía Miguel de Tomás, estuvo aislada por cuarentena a consecuencia de la COVID-19, él no se quedó de brazos cruzados.
Es trabajador del Banco de la Nación desde los 17 años. Aprovechó sus 26 años de experiencia para asumir con valentía uno de los retos más desafiantes de su carrera: luchar por la continuidad de los servicios financieros y el pago de millones de bonos de emergencia y con gran misión, presentarse en las agencias que habían cerrado y volverlas a abrir en tiempo récord.
“Durante este año, he podido hacer posible que 15 agencias cerradas por aislamiento, puedan reabrir y retomar la atención al público”, señala. Desde su vivienda en Chorrillos, y pese al toque de queda, Miguel recuerda que se trasladaba a las agencias de San Juan de Miraflores, Breña, Lima y a otras mucho más alejadas como la sucursal de Lurín.
Cuenta que, antes de las 5 de la madrugada, ya estaba en pie. Se despedía de su familia y salía manejando en su auto a recoger a sus compañeros, con quienes debía comenzar a atender a las 6 de la mañana.
“Nunca descuidé a mi público de Villa El Salvador. Siempre llamaba, siempre averiguaba cómo estaban las cosas y, gracias a Dios, estoy nuevamente en mi casa”, afirma emocionado Miguel, quien recientemente fue promovido como Jefe de Operaciones en la agencia de Villa El Salvador. Tras más de un año recorriendo Lima para asegurar el funcionamiento de distintas sedes del Banco de la Nación, asegura que se siente satisfecho: “estoy con mis compañeros, estoy en familia”.