Entre la luz y la sombra: Malabares para sobrevivir en medio de la pandemia
El 'Causa' esperó con muchas ansias que la pandemia acabe para volver a los caminos, las plazas de los pueblos y las ciudades y los mercados. "Somos artistas callejeros bajo una lona. Somos de papel y si nos mojamos se nos va el color. ¡Cuántas ganas de volver a ser de aire y tierra!" expresa.
Cultura o informalidad es el dilema del arte callejero que toma los semáforos de la ciudad. Historias de quienes se la buscan cuando la luz está en rojo. He ahí la controversia.
A Walter lo conocen como el 'Causa'. Es bogotano, pero vive en Perú desde hace doce años. Pertenecía a una organización que agremia a 15 artistas callejeros, donde tres hacían malabares en semáforos.
18 de sus 28 años de vida los ha dedicado al arte. Se preparó en calles de Bogotá y comenzó a viajar por todo Colombia. Conoce siete países de Sudamérica.
Cuatro machetes, una pelota, un Ulaula y su perrita Laly son su compañía de supervivencia de todos los días en la avenida Circunvalación. Para el 'Causa', el malabarismo es una profesión, no un pasatiempo; y el semáforo, una ayuda.
"Si esto fuera mendicidad estiraría la mano y pasaría carro por carro. Que reconozcan tu trabajo depende de cómo lo haces. Quienes lo hacen con la cara sucia y para cosas malas son los que se encargan de denigrar nuestro oficio. No vivo en la calle ni estoy en las drogas. En los semáforos no solo hay viciosos y limosneros, también hay artistas", cuenta.
"Unos lo hacen porque usan la calle como escenario para confrontar lo aprendido, lo cual es válido. También están los que dan pesar y no tienen ni idea de cómo hacer malabares, y los que buscan plata", indica Walter.
Para él, el arte es muy subjetivo, y en el caso de los malabares, no hay vigilancia ni rigurosidad, tampoco criterio que permita calidad. Añade que es importante entender que el circo de calle viene emergiendo en la ciudad, pero hay que hacerle un control de calidad.
Estos artistas se encuentran en la semáforos de la avenida Circunvalación con Andrés Avelino Cáceres, en la ciudad de Puerto Maldonado.